¿Alguna vez te has marcado un objetivo y tu actividad diaria te ha llevado a abandonarlo?

Si la respuesta es sí, tranquilízate, nos pasa a todos. Un claro ejemplo suelen ser las metas que habitualmente nos fijamos cada inicio de año. Metas que terminamos dejando aparcadas al tener que prestar atención a los imprevistos y urgencias que nos comen el día a día.

Lo fundamental es ser conscientes de que estar completamente ocupados no siempre implica progreso. Por ello, en esta entrada, te dejamos algunos consejos para ayudarte a tomar las riendas de tu agenda y priorizar eficazmente para así avanzar hacia tus objetivos 😉

Ten todo en una (y solo una) lista

Para priorizar eficazmente necesitamos tener claro qué tenemos que hacer.

Contar con una lista escrita nos ayuda a identificar todo lo pendiente y recordarlo de un solo vistazo. En caso de preferir la opción digital te recomendamos optar siempre por herramientas sencillas y de fácil acceso.

Lo importante ante todo es mantener las tareas apuntadas en un mismo y único lugar.

Asigna siempre plazos

A priori puede parecernos algo banal o sin importancia pero es uno de los mejores remedios para ponernos a trabajar en todo aquello que es importante pero no urgente.

Poner plazos a tareas que tienen un impacto notorio en nuestras metas es fundamental. Con ello, lograremos dejar de postergarlas por el simple hecho de no ser sensibles al tiempo.

Ten siempre presentes tus objetivos al priorizar

Existen gran cantidad de criterios a la hora de priorizar. Podemos hacerlo en base a la urgencia, la importancia o la recompensa.

No obstante, el fallo que solemos cometer, es no tener presentes nuestros objetivos a la hora de priorizar.

Es por ello por lo que, tras ordenar todo aquello que tenemos por hacer, en numerosas ocasiones terminamos llenando la agenda con tareas que no aportan o no tienen ningún tipo de impacto en nuestra meta final.

No te olvides de la flexibilidad

Sé consciente de que cuentas con un tiempo limitado y que los imprevistos seguramente aparecerán.

La priorización debe contar con la suficiente flexibilidad como para poder suspender tareas de baja prioridad por tareas urgentes y, en algunos casos, de mayor prioridad.

Define tres tareas imprescindibles para cada día

Si habitualmente pasas la mayor parte del tiempo atendiendo imprevistos y urgencias de última hora, aplicar esta estrategia puede serte de gran ayuda.

Simplemente tienes que anotar, de manera diaria y en una lista separada, tres tareas elegidas más por su importancia que por su urgencia.

Lo ideal sería trabajar en ellas de manera prioritaria. De esta manera, te será más fácil mantener el enfoque y evitar dejarte llevar por el día a día.

Revisión periódica

Realizar una revisión periódica del listado de tareas y prioridades es de gran ayuda al permitirnos refrescar y mantener el enfoque global.

Por otro lado, y como con cualquier metodología, valorar cada cierto tiempo en qué medida estamos consiguiendo los objetivos marcados nos ayuda a definir aspectos a mejorar.


Dedicar esfuerzo a realizar una planificación coherente y una adecuada priorización es un aspecto decisivo a la hora de alcanzar nuestros objetivos.

Además de ayudarnos a dirigir nuestro esfuerzo hacia actividades que realmente nos acercan a nuestras metas, también nos permite mantener un mayor control de nuestro tiempo.

No se trata tanto de gestionar el tiempo sino más bien de gestionar las tareas que debemos realizar en un espacio temporal concreto. En este sentido, la priorización ¡es nuestra mejor herramienta!

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