La pregunta recurrente, en estos casos, suele ser la misma, ¿Qué hago con la domiciliación de mi empresa?
Lo cierto es que la domiciliación empresarial siempre ha generado cierta confusión. Los distintos tipos de domiciliaciones empresariales existentes hacen que incluso parezca un tema complejo.
Si tu también tienes dudas, toma papel y lápiz, que ¡a continuación te contamos todo sobre ellas!
Domicilio social
Solamente aplica a empresas o sociedades mercantiles. Si, en tu caso, eres una persona jurídica o autónomo no tienes que preocuparte por este tipo de domicilio.
Se fija a la hora de la constitución de la empresa y es definido por la Ley de Sociedades de Capital. Hace referencia al lugar, dentro del territorio español, desde el que se realiza la gestión de la misma. Es decir, desde donde se realiza su administración y dirección o donde radica su principal explotación.
Tanto su establecimiento como su modificación debe llevarse a cabo mediante escritura ante notario e inscripción en el registro mercantil.
Por otro lado, debes de tener en cuenta que cualquier persona puede acceder a esta información al ser de carácter público.
Domicilio fiscal
Al contrario que el caso anterior anterior, el domicilio fiscal afecta a freelance o empresarios individuales, además de empresas.
La dirección fiscal es definida por la Ley General Tributaria y señala la localización desde la que se mantendrán las relaciones con Hacienda.
Es decir, determina el lugar al que llegarán tus notificaciones provenientes de la Administración. También será el lugar desde el que se entiende que harás frente tanto a tus obligaciones como derechos de tipo fiscal y será el que debas usar a efectos de facturación.
A diferencia de la domiciliación social, la dirección fiscal es privada y su establecimiento o modificación se hará mediante la presentación del modelo correspondiente.
Domicilio del Centro de Trabajo
Establece la ubicación o ubicaciones en las que se desarrolla la actividad de la empresa. Dependiendo del tipo de sociedad, éste podrá tener uno o varios centros de trabajo.
Es desde donde se entiende que los empleados desarrollan su jornada laboral y a los que, en caso de una inspección del trabajo, se dirigirán las autoridades.
La apertura y cambios en este tipo de domicilio deben ser comunicados ante la Seguridad Social.
Domicilio postal o comercial
No tiene una implicación legal directa como ocurre con las domiciliaciones mencionadas anteriormente.
Hace referencia a la dirección física usada en la relación con tus clientes. Es decir, será la ubicación que establezcas en los medios digitales, tarjetas de visita u otro material comercial.
En algunos casos también determina, o hace referencia, al lugar de recepción de correspondencia así como de visitas o celebración de reuniones con tus clientes.
A pesar de ser un resumen breve esperamos que esta información te sirva para poder diferenciar entre dichos conceptos con mayor claridad pero, sobre todo, te sea de ayuda para determinar con exactitud qué necesitas y cuál es la mejor opción posible.
Debes de tener en cuenta que las distintas domiciliaciones no tienen necesariamente que coincidir.
Tanto es así que muchas startups, e-commerce o autónomos optan por contratar los servicios de domiciliación u oficinas virtuales en espacios coworking.